LITERATURA

ESTAMOS ATRAPADOS EN UN LABERINTO
EN MEDIO DEL CAMINO ENTRE LA NADA Y LA ETERNIDAD
TODAS LAS SALIDAS CONDUCEN A LO INCIERTO
Y NO CUENTAS CON MAS MAPAS QUE TU HUMILDE LIBERTAD

HUIMOS BAJO LAS SOMBRAS
DE BORGES, DOLINA Y CORTÁZAR,
PERO ES NUESTRO INFINITO INTERNO
EL QUE DIBUJA LAS PALABRAS DE NUESTRA CREATIVIDAD

entrevista a Alejandro Dolina

lunes, 27 de agosto de 2007

EN EL CAMINO


DE LA LUNA AL SOL

Es de noche, ya es tarde, te veo solitaria caminando hacia la Luna, pero no llegas lejos y te das cuenta que te estoy siguiendo, me observas, no sonríes, me acerco y te alejas corriendo, encuentras refugio entre los árboles y te escondes de mí en el bosque. Sé que no saldrás hasta que yo me vaya, por lo que triste regreso por donde viniste, pisando tus huellas, pero sé que mañana tendré otra oportunidad.
Ya es otro día y el reloj marcó la medianoche, salgo al camino y allí estás, yendo hacia la Luna. Sabes que te observo, que te deseo, y te encanta jugar conmigo. Otra vez te detienes como invitándome a ir contigo, pero cuando estoy cerca corres desaforada a esconderte en el bosque, y no volverás hasta que yo lo haga, entonces regreso por donde vine, pisando mis huellas, soñando con alcanzarte mañana.
Anochece nuevamente y ya estás otra vez camino a la Luna, yo camino detrás tuyo minuciosamente, ocultándome, pero es en vano, sientes mi presencia y volteas para verme; en ese momento tropiezas y es cuando yo corro, te alcanzo, te abrazo antes de que caigas al suelo y caminamos juntos, siguiendo la luz de la Luna. Seguimos caminando, sin pronunciar palabra alguna, cruzamos el bosque y amanece, me miras, sonríes, me enamoro. Te invito a volar hacia el Sol, sonríes de nuevo, despliegas tus grandes alas blancas y vuelas, vuelas libre hacia el Sol, y yo te sigo de cerca, pero me superas en velocidad. Llegas al Sol antes que yo, y te quemas, y contigo se quema mi amor. Como una braza encendida vas cruzando el cielo a gran velocidad, y yo trato de alcanzarte pero mis esfuerzos son en vano, no lo logro y te desplomas sobre el suelo, y contigo se desploman mis sueños.
Entonces regreso triste por el camino que vinimos, siguiendo el rastro de tus cenizas, y mi soledad.

EL AFRICANITO

El sol quema mi piel, el cansancio agobia mis pies, la alforja de agua está vacía, el bebé en mi vientre patea cada vez con menos fuerzas y el camino al río parece cada día más largo. El calor de la tierra ardiente traspasa sin dificultades mis viejas ojotas, avivando el dolor de mis ampollas en el talón y los dedos. De repente rompo fuentes, y estoy apunto de tener a mi primer hijo. Observo a mi alrededor, solo estoy rodeada de tierra seca, un par de árboles y unos cuantos insectos, pero ningún ser humano. Con mis últimas fuerzas y mis primeras contracciones me cobijo en las sombras de un árbol que prácticamente no hace sombra, y no por falta de sol. Me recuesto tratando de concentrarme en dar a luz y olvidarme de mis problemas de coagulación, empiezo a practicar los ejercicios respiratorios que nunca pude aprender, y sola, rodeada de tierra, pujando en medio de la nada, pude ver nacer a mi niño, y como madre que soy ahora, puedo asegurar que no hay mayor satisfacción ni mayor dolor que el que produce traer al mundo un niño de tierna mirada, que entre sollozo y sollozo se enreda en su cordón umbilical. Lo socorro antes de que se estrangule y lo beso, lo abrazo, le digo que lo amo, que no voy a descansar hasta que sea feliz, prometo entregarle la vida entera, y le doy libertad cortando el cordón que nos unió por nueve meses, para ser reemplazado por una unión aún mucho más fuerte y duradera, la de nuestro cariño; pero es en ese momento que sucede lo indeseado, una hemorragia insostenible, y mi enfermedad que no permite que mi sangre coagule como debe ser, y empiezo a debilitarme imaginándome mi destino, pero igual no dejo de disfrutar del gran regalo que me dio Dios, y disimulando mis nervios y temor, lo sigo abrazando cada vez más fuerte, aferrándome a la vida con más fuerzas que nunca, pero así es el destino. No siempre se puede cumplir todo lo deseado y, ahora más que nunca, era consiente de eso. Me dije a mi misma que ya podía morirme tranquila, porque parte de mí quedaba en este mundo.

De repente sus ojos se cerraron, dejándome caer al suelo. A pesar de mi poco tiempo de vida pude darme cuenta de la situación: mi madre había muerto. Un gran vacío invadió todo mi cuerpo y mi alma. Lloré, lloré y lloré, pero a nadie le importaba ni me escuchaba. Soy un niño de 30 minutos de vida, recostado bajo el sol, que sin perder tiempo, llena de ampollas mi obscura y sensible piel, estoy solo recostado junto al cuerpo difunto de quien me trajo al mundo, estoy en medio del camino hacia el río donde mi mamá iba en busca de agua, y me siento solo y triste. Cuando estaba en la panza escuché que un tal doctor le decía a mi mami que un parto en sus circunstancias era muy peligroso, que a la menor pérdida podía morir desangrentada o a causa de una infección, que en otras parte del mundo esos casos eran tratables, pero en esta parte del planeta las mujeres con esa enfermedad optaban por el aborto, y así salvaban su vida. Mi madre se negó a darme muerte, dijo que si su destino era morir en África dando a luz a un niño, lo cumpliría. Realmente estaba orgulloso de ella y pensando en sus palabras me dormí.

El dolor de panza me despertó, llevo nueve horas de vida y todavía no descubrí lo que es comer, y pensar que tanta gente desperdicia el dinero en cosas sin importancia, en fiestas sin sentido, en bebidas, en eventos puramente superficiales, cuando miles de hermanos se mueren trabajando para conseguir el alimento de sus familias, sabiendo que mañana puede que no tengan que comer. La mayoría muere de hambre, soñando con un futuro digno, con una humanidad en igualdad de oportunidades, gobernada por la paz y no por la corrupción, ¿de qué sirve un lugar donde es mejor dejar morir a los pobres que gastar dinero en educarlos?, Prefiero morirme así, indefenso e inocente, con la conciencia tranquila y orgulloso de ser como soy, prefiero morir de hambre y honesto, que vivir con la panza llena y robando.

Llevo once horas de sufrimiento, de miedo y dolor. No puedo dejar de extrañar a mi mamita, no puedo dejar de soñar con una familia, con un padre que me rete aunque sea sin razón, lo único que me importa es sentir que me tienen en cuenta. Tanta gente hay que no valora lo que tiene, que no mira alrededor, tanta gente se cree desgraciada cuando en realidad son privilegiados.

Después de 11 horas recostado en la cálida arena el cuerpo me arde mucho, mi piel está reseca y ajada, no tengo fuerzas, estoy débil; pero contento.
Mi madre me extiende sus brazos y siento de nuevo su amor, y veo lo hermosa que es, rodeada de ese resplandor, invitándome a ir con ella y así ser feliz.
Mis ojos se cierran lentamente, mientras me entristece no haber disfrutado la vida. Lentamente todo se va obscureciendo y el dolor empieza a desaparecer despacito, poco a poco.
EL PASEO
Sobresaltado miré mi reloj y me decía que ya eran las 4:36 a.m. del Sábado 6 de Junio, y yo no veía la hora de llegar a casa, a pesar de que solo unas cuantas cuadras me separaban de ella.
Estacionado en un lugar poco común y ocultado por los árboles, divisé un coche antiguo como el que siempre quise tener, del color negro que siempre soñé, cuando escuché un chistido extraño que provenía del auto, por lo que me acerqué lentamente para verlo de cerca. Cuando me encontraba frente a él y a unos pocos metros de distancia, el coche encendió sus luces segándome por un instante. Cuando pude recuperar la visión, noté la figura de un hombre alto vestido de ropas obscuras y gastadas parado al lado del coche, quién me invitó a acercarme. Su voz sonaba un poco rara, hablaba pausado, con pocas palabras pero con claridad. Al mirarlo de cerca pude reconocerlo enseguida y un escalofrío estremeció mi espalda. Era el dueño del rostro extraño con el que había soñado la noche que cumplía seis años, y con el que soñaría siempre por lo menos una vez al mes. Nunca en mi vida me pude olvidar de ese sueño, ni de ese rostro. En mi sueño yo me encontraba solo, en medio de la obscuridad, me sentía observado y se escuchaba una música rara de fondo, allá a lo lejos. De repente aparecía una puerta negra, la que podía ver a pesar de la obscuridad del lugar, y al abrirla encontraba un rostro pálido y arrugado. Me asustaba y la puerta se cerraba violentamente, giraba sobre mí mismo y aparecía otra puerta, esta vez de color gris, y al abrirla aparecía otra vez el mismo rostro, pero esta vez sonriendo irónicamente. Cerraba la puerta de un golpe y al darme vuelta para huir de allí aparecía de nuevo otra puerta, blanca y brillante, desaparecía mi miedo y al abrirla ya no encontraba el rostro extraño, ni ningún otro rostro, ni nada; al intentar entrar siempre me despertaba sin lograr ver lo que había dentro, pero fuese lo que fuese, me llenaba de tranquilidad.
Terminando de recordar mi sueño sentí un frío extraño en mis dedos de la mano derecha, y asustado noté que me tenía tomado de la mano. En ese momento y mientras yo estaba petrificado, me dijo:
- Tranquilo, no temas, soy tu amigo. Te gusta el coche ¿verdad?.
Yo asenté con la cabeza.
- Entonces sube, ven conmigo que daremos un paseo.
No entendí como pero ya estaba a su lado y dentro del vehículo. El asiento era confortable pero su parabrisas ahumado dificultaba la visibilidad, tiñendo de gris todo lo que veía.
El móvil se detuvo frente al hospital de la ciudad, el mismo hospital donde yo había nacido. Sin que yo entendiera que pasaba bajamos del coche y entramos en él.
Una vez dentro y camino a la sala de parto me di cuenta que el hospital estaba completamente vacío, sin enfermeras, médicos de guardia, pacientes ni nadie.
Al entrar a la sala de parto me invadió una sensación de amor maternal. Dentro estaban el hombre raro, una mujer pariendo, un hombre desconocido quién supuse que era su esposo y yo. La cara de la mujer a punto de dar a luz me resultaba muy familiar, aunque no la lograba reconocer. Presenciamos el parto y podría decir que no hay nada más hermoso que ser madre, y aunque nunca lo fui, al mirar ese nacimiento sin saber porqué pude sentir las mismas sensaciones, emociones y dolores que quién estaba pariendo.
Luego de cinco minutos de dolor y esfuerzo por fin tubo a su bebé en brazos y muy tiernamente le dijo mi nombre, seguido de un “te cuidaré por siempre”.
Nuevamente me dominó un sentimiento muy raro, como mezcla de miedo, sorpresa, alegría y ganas incontenibles de llorar, porque me di cuenta que la mujer recostada era mi madre y que ese bebé era yo. El hombre desconocido se acercó a la camilla y recibió en sus brazos a la criatura, y yo sentí el calor de ese abrazo, un calor que nunca había podido sentir: el de un abrazo de padre e hijo. Instantáneamente se desató mi llanto, por primera vez en mis 38 años de vida veía a mi padre, el que nunca pude conocer.
Mi madre me había contado que mi padre dio la vida por su patria, luchando en la sangrienta e innecesaria guerra de Malvinas, tres meces después de mi nacimiento. Sabía que era un hombre importante dentro del ejército, y yo todavía guardo la bandera y los honores que recibió mi madre por perder su esposo, pero ella sabía que nada en el mundo le devolvería a su amor.
Intenté acercarme a él, pero el hombre alto me detuvo, arrastrándome fuera de la habitación.
Me condujo por un largo pasillo y yo caminaba entendiendo cada vez menos, hasta que llegamos a otro cuarto, donde se veían globos de colores, guirnaldas, figuras en cartulina, sándwichs y niños corriendo por todos lados. Noté una mesa larga, adultos, mucho copetín y en el fondo las palabras “feliz cumpleaños” junto a mi nombre en letras grandes y doradas. Era la fiesta de mis 6 años, esa era la noche del sueño. Pude verme, risueño y alegre con una sonrisa dominante en mi rostro, sin problemas ni preocupaciones y con mucho amor y felicidad. Atravesamos el cuarto y nadie notó nuestra presencia, tomé unos manises salados de la mesa junto a mí, pero me sentí satisfecho de repente, razón por la que los guardé en mi bolsillo para comerlos luego. Al llegar al patio el hombre pálido señalo con su deforme dedo un pequeño arbolito a mi derecha, como invitándome a mirarlo. Mantuve mi mirada fija en ese vegetal por unos cuantos segundos y cuando me disponía a sacarle los ojos de encima empezó a crecer y crecer. Yo estaba sorprendido mirando y el arbolito seguía creciendo y ya no era arbolito, sino que era un naranjo grande y fuerte, con frutos y todo. Pasamos a su lado y entramos en otro salón, con una puerta grande de madera que se abrió antes de que llegáramos y salimos a la calle. Fue grande mi sorpresa pero más grande mi desorientación cuando reconocí esa calle. Acabábamos de salir de la casa donde crecí, reconocí los amigos de mi infancia, la niñera, mis difuntos abuelos y su casa, todo.
Llegamos a la esquina y allí estaba esperándonos el viejo coche. Seguimos con el paseo que cada vez me confundía más. Pasamos por la catedral y noté una pareja casándose, yo y mi esposa. No recordaba lo hermosa que estaba ese día, lo bien que le quedaba ese vestido, la ternura de su sonrisa ni la alegría de nuestros corazones. Nuevamente lloré, esta vez extrañándola, necesitando decirle que la amo. Intenté pellizcarme para despertar de este sueño, pero solo logré lastimarme y que me doliera el brazo. Le pedí a gritos que diera la vuelta, que quería acabar con todo esto, le dije que tenía miedo.
- No le temas a lo que fuiste, sino alégrate por lo que serás.
Esas fueron sus únicas palabras, pero las entonó de tal forma que fueron suficientes para obligarme a callar.
Mirando el feo paisaje por la ventana y fingiendo estar calmado le pregunté dónde estábamos y porqué olía tan mal.
- Estamos en un sector de la sociedad que no conoces: la pobreza. Mira por la ventana.
Bajando el vidrio de la ventana vi niños llorando casi desnudos en las calles, grandes y chicos mendigando, dos jóvenes a punto de batirse a duelo por un pedazo de pan, niños de 9 ú 8 años drogándose con pegamento, niños golpeados por sus padres alcoholizados, jovencitas de 10 años en adelante prostituyéndose, políticos en campaña dándoles arroz a cambio de votos, (única época en que se acuerdan que ellos existen), solo sentía dolor, pánico, impotencia, bronca, arrepentimiento y culpa.
- Ven conmigo, te llevaré a otro lado, sin dolor, sin lo que estás viendo, donde te quedarás para nunca regresar.
Le contesté que no me sentía preparado, tenía una familia a la cual debía alimentar, a la que prometí cuidar por siempre. En ese momento se dibujó sobre su rostro una sonrisa irónica, la misma que veía en aquél sueño, y mirándome de reojo dijo:
- ya la cuidaste todo lo que pudiste, tu tiempo se acabó. ¿Porqué no meditas sobre lo que has vivido?.
Y eso hice. Traté de reconstruir los hechos de esa extraña noche. Yo regresaba de mi trabajo camino a mi casa, cuando cerca mío vi un par de luces, como las de un coche, escuche ruido de frenadas y un par de gritos, cuando noté que un auto se había estrellado muy cerca de donde estaba. Shockeado por la situación, me quedé inmóvil por unos segundos, pero enseguida llegó una ambulancia del servicio de emergencias que se encontraba cerca del lugar. Por muchos esfuerzos que hicieron los paramédicos no pudieron salvar la vida de uno de los accidentados. Yo llegué a ver el bulto negro de ese cuerpo muerto.
Sobresaltado e incómodo como si hubiera perdido algo miré la hora en mi reloj y después te divisé.
- Yo aparecí en el momento del accidente, es más, estoy terminando de cumplir mi misión, lamento ser yo quién te tiene que decir que ese bulto eras tú sin vida.
Sintiendo un gran vacío un mi pecho noté que yo no tenía cuerpo, que el hombre extraño no estaba más y que su historia era verdad. Comprendí el motivo del paseo y proseguí con mi camino.
Al pasar por una esquina muy cerca de casa vi un auto golpeado junto al tronco quebrado de un naranjo maduro y una campera ensangrentada tirada en el suelo, con unos cuantos manises dentro de su bolsillo.

CUANDO LA MUERTE LLORA

Como todos los días, caminaba lentamente por el valle de flores y espinas que acostumbraba recorrer con frecuencia en dirección hacia el cielo azul, mientras observaba al Tiempo luciendo su saquito de otoño nuevo, con sus botas de invierno y su sombrero de verano, llevando en sus manos a la primavera. Yo lo observaba todavía cuando su imagen fue desapareciendo lentamente y tras el sonido tenebroso de un trueno que retumbó en todo el universo entero, su presencia fue remplazada por una figura abstracta, igual a mí pero con una apariencia mucho más tenebrosa.
A pesar de su imagen intimidatoria, el ambiente estaba impregnado con una extraña sensación de paz y detrás de esa figura se apreciaba una luz intensa y hermosamente brillante, de donde, creo, provenía esa peculiar tranquilidad.
No me costó mucho identificar ante quién estaba, porque mi padre me había hablado de este momento. Era la primera vez que yo me encontraba cara a cara con la Muerte. Sin embargo en ningún momento me sentí nerviosa, me atreví a mirarla a los ojos e igual que los enamorados, no necesité que hablara para entenderla, estaba triste.
Jamás pense que esta figura representativa del horror y tan temida por el ser humano, también fuera capaz de sentir tristeza. Antes de que ella lograse pronunciar una palabra, en tono amigable le pregunté:
- Muerte, dime, tú que conoces tanto el cielo azul como el cálido infierno, tanto ángeles como demonios, a Dios y Lucifer, tú que decides qué ser humano deja el mundo terrestre para ingresar al Purgatorio y cual debe seguir en la Tierra, ¿qué es lo que te entristece?.
- Escúchame Vida, como tu misma lo dijiste, yo traigo sufrimiento al ser humano cuando tú únicamente le traes alegría y belleza, a mí me toca despojarlos de todo aquello a lo que están aferrados y sufren, y no solo ellos, sino también sufren sus seres queridos.
La entendí y no supe que decirle, porque tenía razón. No hay sentimiento más hermoso que el de recibir un nuevo miembro en la familia, y ver ese bebé vivo, que crece y madura al igual que las plantas y flores, me produce mucho placer y alegría. En cambio ella, es odiada y maldecida cuando yo soy venerada, y si mi trabajo es la felicidad y me alegra a mí, es lógico que si su trabajo es el sufrimiento, ella también debe de sufrir.
Le dije que no se aflija, que estaba dispuesta a ayudarla a buscar una forma de solucionar esto sea cual fuere la manera, pero que definitivamente lo íbamos a lograr.
Estuvimos conversando por un buen tiempo, sin poder llegar a un acuerdo razonable. No hallábamos forma alguna de hacer entender a los seres humanos de que no deben llorar por que un ser querido halla muerto, pueden llorar por extrañarlo, pero no de egoístas. Todos alguna vez tendremos el honor de pasar a la otra vida. Si fue una buena persona deben de rezar por ella y alegrarse por su salvación. En cambio, si su estadía en la Tierra no fue buena, ahí deben de llorar por ella.
Fuimos a hablar con nuestro Padre acerca de la idea que teníamos, y con las palabras de Dios en sus propios labios Jesús nos aconsejó:
- Bajen a la Tierra, hablen con su máximo representante, el Papa. Díganle que yo los mando y que los escuche claramente. Cuéntenle su problema. Después de dialogar con él, pídanle que difunda el mensaje por todo el planeta. Vayan y cumplan con lo que les he mandado hacer.
Luego de agradecerles y mostrarles nuestros respetos tanto a Yavé como a su hijo, el ángel de negro y yo nos encontramos dispuestos a descender a Tierra.
En medio del viaje y a pocos kilómetros de nuestro destino, logramos divisar la superficie, y cuanto lamento lo que vimos. Me sentí tan sorprendida que con la mirada atónita y tratando de explicarle a mis ojos lo que estaban viendo, ambas nos detuvimos un tanto deprimidas.
Solo habitaba en la Tierra el sufrimiento, el dolor, la muerte, la guerra, humanos matándose entre ellos sin diferenciar entre ancianos y niños, ni mujeres ni hombres, ni embarazadas o no, ni fauna ni flora, con una falta de corazón totalmente impropia de las creaciones del Señor, era un mundo conquistado por una fuerza sobrenatural y desalmada, la fuerza del mal, la codicia, la corrupción, era un mundo gobernado por Satanás.
El pobre estaba cada vez más pobre y el rico cada vez más rico y menos preocupado por el pobre, y los pobres cada vez con más rencor hacia los ricos, convirtiendo todo en un círculo vicioso de ira, venganza, ambición y soberbia, con una clase media que solo observa y que terminaría por desaparecer. Los niños cada vez con menos educación y los bolsillos más vacíos, y los gobernantes contentos, porque cuanto menos inteligente sea el pueblo más dominable resulta, y mientras más halla en sus propios bolsillos el mundo de ellos seguiría creciendo.
El poder del dinero estaba únicamente en las manos de unos pocos, y el poder del amor, la generosidad y la paz parecían olvidados, casi inexistentes, porque en ese mundo solo importaba cuanto tienes y no cuanto vales, como es tu cara y no el tamaño de tu corazón.
Así iban destruyendo poco a poco las plantas, los animales, luego la gente, asesinada por los mismos seres humanos y no por orden de la Parca, quién se encontraba igual o más impresionada que yo.
Giré mi cabeza y recordé que no estaba solo, la observé, estaba triste, con lástima, indignada, enfurecida por los actos de esas creaciones sin valor ni amor.
De repente sus ojos se bañaron de sangre y dolor, la impotencia y la amargura tiñeron de negro sus lágrimas que lentamente dejó caer sobre la tierra, mientras que en un ataque de locura gritaba alborotada:
-¡Estos seres humanos!. ¡Cuán insensatos son!. Destruyen el planeta que les dio todo, el alimento que los abasteció durante generaciones y generaciones, los animales que calman su soledad, los vegetales que oxigenan el hambiente, sin el cuál no podrían vivir.
Mientras gritaba y se tomaba el rostro erosionado por la desolación, la Muerte seguía y seguía llorando y sus lágrimas se convertían en fuego, quemando y destruyendo toda la existencia, otras se convertían en fuertes vientos, lluvias, terremotos y otras calamidades que mataron a cientos y cientos de humanos, inocentes y no tan inocentes, todos morían juntos.
La Muerte, indignada por la muerte sin su consentimiento, generó más muertos, entre los que se contaban corruptos, ladrones doctores, pensadores, sabios, eclesiásticos, y hasta el mismo Papa.
Llena de dolor seguí observando como iba desapareciendo el mundo entero, lentamente y con mucho sufrimiento.
Horrorizada, y porqué no confesarlo, con mucho miedo, llené mi ser más de lástima que de valentía, y me atreví a pedirle a la Muerte que acabara ya con esa locura, que terminaría por aniquilar todo el mundo. Al parecer no le gustaron mis palabras y furiosa volteó hacia mí, con los ojos ensangrentados de dolor, y fue en ese momento que un trueno capaz de estremecer todo el universo, me despertó sobresaltada.

Fue tremendo mi alivio cuando comprendí que me había dormido en medio del camino. Preocupado el Tiempo se acercó cauteloso y mirándome de forma extraña me preguntó:
-¿Estás bien?. Te ves un poco pálida.
-Si, eso creo, le contesté.
-Hay, vida mía, andas un poco débil, deberías cuidarte un poco más, ¿no crees?.
-Sí, sí, me voy a cuidar, pero no te detengas, continúa con tu paso. De todas formas te agradezco tu preocupación.
-No es nada. Hasta luego querida.
Luego de despedir al Tiempo y tratando de entender qué me había pasado, comencé a caminar pensando en ese sueño que me sumergió en una profunda reflexión.

¿CUÁNTO ME COSTÓ TU AMOR?

¿cuánto me costó tu amor?
¿Cuánto me costó tu amor?
si es eso lo que preguntas,
con valor te responderé:
tu amor me costó el alma,
medio corazón, (la otra mitad se murió),
me costó mis risas, mis mañas y mi felicidad.
Tu amor me costó
incontables horas sin dormir,
lágrimas que ya murieron
y una vida que no quiero vivir.
Tu amor me costó algunos besos,
caricias eternas que aún están aquí,
sueños que sueñan que tu los sueñas
y poesías que solo hablan de ti.
¿cuánto me costó tu amor?
yo diría que practicamente nada,
si comparo ese precio
con todo lo bello que recibí de ti.

DE TÍ

De ti
De ti me queda un recuerdo en la almohada
y unas penas en el corazón,
algunos besos, tu voz, tu mirada
y en el alma un poquito de amor.
Tus obsesiones, tu cansancio,tu sudor y tus ideas,
tus olores, tus enojos,los reclamos y la histeria,
Tus apuros, tus tardanzas,tus engaños y la actuación
,tu carisma, tus mentiras, las idioteces y el dolor,
Tus caprichos, tus celos y tus codazos al dormir
son lo que mas extraño de ti.

De ti me quedan las ganas de volver
y darte lo que no te di,
algunos sueños, mi amor, mi alma
y en tu mirada lo que nunca fui.

JUANITO

Juanito

Venía cantando Juanito,
Venía montando su yegua,
Venía contento Juanito,
Venía Juanito de la hacienda.

Venía pensando Juanito,
Venía trayendo problemas,
Venía enojado Juanito,
Venía Juanito de la hacienda.

Juanito, Juanito, Juanito,
No te quejes más de tus días,
Recuerda que la vida es corta
Y las penas siempre se olvidan.

Juanito, Juanito, Juanito,
No te aflijas de lo que eres,
Hay muchos peones en el campo
Pero pocos honestos y fieles.

Juanito. Juanito, Juanito,
Juanito, Juanito, Juanito,
Deja ya de pensar
Y empieza a soñar un poquito.

Estaba en el campo Juanito,
Estaba cavando una fosa,
Estaba llorando Juanito,
Estaba Juanito sin su esposa.

Estaba triste Juanito,
Estaba buscando la gloria,
Estaba perdido Juanito,
Estaba Juanito sin Antonia.


Volvía deprimido Juanito,
Volvía con las manos mugrientas,
Volvía enamorado Juanito,
Volvía Juanito a la hacienda.

Volvía despacio Juanito,
Volvía llevando pimienta,
Volvía con hambre Juanito,
Volvía Juanito a la hacienda.

LA NOCHE DE LAS COPAS CAÍDAS

La noche de las copas caídas

“este es un himno a nuestra eterna amistad,
cuando yo me marche nos juntaremos a brindar”

Nuestras vidas se nublaron,
La luna se ocultó,
Al marchitarse esa copa
El cielo comenzó a llorar.

Los ángeles lo buscaron,
El Diablo lo escondió,
Al tocarse nuestras copas
Se negaron a brindar.

El whisky de luto no se dejó beber,
Una copa caída, un amigo que se fue.
Suerte en tu viaje, nos volveremos a ver,
Una copa caída marca el tiempo del ayer.

Recuerdos de abrazos
Llenos de dolor,
Ha llegado la hora
De descansar en paz.

Tus amigos no olvidaron
Tu noble pasión,
Vivir el ahora
Y mañana llorar.

Los bares de luto, nuestras almas también,
Una copa caída derrama su ser.
Un amigo del alma esta noche se fue,
Una copa caída llora por él.

Estamos a mano,
La noche acabó,
Mi memoria te honra
Y tu nunca haz de olvidar.

Que el whisky de luto no se dejó beber,
Una copa caída derramó todo su ser.
Un amigo del alma aquella noche se fue,
Una copa caída marca el tiempo del ayer.

Hoy es la noche de las copas caídas,
Un guerrero no vendrá, la muerte se avecina.
Hoy es la noche de las copas caídas,
Un guerrero morirá, la vida se termina,
Un guerrero morirá, mi vida se termina.
Mi vida se termina, se termina.

TÍO SAM

Tío Sam

El atentado a un país que nos somete
Es mas importante que el hambre en nuestra gente,
No olvido Hiroshima, no olvido Nagasaki,
Los que tiran bombas son los putos yanquis.
No trates de reír, no trates de llorar,
Mientras las torres caen la mierda sigue igual.

No todos los ladrones están encerrados,
Algunos toman decisiones en el fondo monetario.
Ingleses, yanquis, gallegos, son lo mismo,
Todos garcaron al pueblo argentino.
No todo hay que creer, empieza a desconfiar,
A veces la rebelión es la mejor verdad.


Tío Sam que estás en el mundo,
Deja ya de gobernar,
El hambre me está matando,
Cuanto cuesta respirar.
Tío Sam que estás en el mundo
Deja ya de gobernar,
No quiero ser tu esclavo
Mi alma nunca comprarás.

La invasión de extranjeros es la peor peste,
No hay nada peor que los putos ingleses.
Vinieron con sus barcos, robaron las Malvinas,
Que son y serán por siempre argentinas.
No trates de saber donde radica el mal,
La mafia opera desde una isla en el mar.

Me cago en Cristóbal y su historia aventurera
Trajo mil infiernos navegando calaverlas,
Vino con sus cruces a matar a nuestra gente,
España nos robó todo lo que tiene.
No trates de mentir, yo busco la verdad,
Mientras nadie piense nada cambiará.

Tío Sam que estás en el mundo,
Deja ya de gobernar,
El hambre me está matando
Cuanto cuesta respirar.
Tío Sam que estás en el mundo
Deja ya de gobernar,
No quiero ser tu esclavo
Mi alma nunca comprarás.

Cuantos de nosotros los quieren ver caídos
Al Imperialismo Inglés y los Estados Unidos,
Ya sea Bin Laden o sea el Che Guevara
Siempre queda alguien dispuesto a dar la cara.
No me ataques a mí, cuida tu lugar,
No leas esta carta, puede ser de un Talibán.

Basta de millones, olvida nuestra gente,
Globalización: ya robaste suficiente,
No dejaste nada, pobre mi país,
Cuidado cuando el pueblo deje de dormir.
Este es tu Imperio Maldito Tío Sam,
La gente unida pronto te volteará.


Tío Sam que estás en el mundo
Deja ya de gobernar,
Ninguno de tus ideales
Se basa en la honestidad.
Y así es como anda el mundo,
Todos te quieren pisotear,
No sé que es lo que tu piensas,
Yo creo que hay que cambiar.

MI LUGAR ES TU CORAZÓN

Mi lugar es tu corazón

Hay un lugar, donde puedo sonreír,
Hay un lugar, donde puedo ser feliz,
Donde el día se hace eterno
Y la vida es un sueño hecho realidad.

Hay un lugar, donde no puedo llorar,
Hay un lugar, donde me puedo encontrar,
Donde todo se hace bello
Puedo empezar de nuevo si estás junto a mí.

Porque el mundo no comprende
Que la vida es un momento
Donde todo es posible
Si es que hay amor.
Porque el mundo no comprende
Que el destino es incierto
Siempre el tiempo se detiene
En tu corazón. (que es mi lugar)

Hay un lugar, donde siempre brilla el Sol,
Hay un lugar, donde olvido el dolor,
Donde pienso en los momentos
En que pude estar sufriendo y viniste a mí.

AMANECER EN TÍ

Amanecer en ti

He mirado mil amaneceres
Y no conocí la luz del Sol,
He mirado mil amaneceres
Y mi vista nunca se nubló.
Fue al ver tus ojos en los míos
Cuando mi corazón eternamente se cegó,
Quedó perdido en tu hermosura,
Reflejo de la belleza del amor.

Amanecer en tu mirada,
Anochecer en tus rincones,
Lucero de mis mañanas,
Estrella de los amores,
Tu querer me vuelve loco,
Tu belleza a mi me quema,
Aunque cierre los ojos
Igual a mi me ciegas.

Te vi brillar, resplandecías,
Cuando estaba anocheciendo,
Me di cuenta que tenías
En ti a mi amor amaneciendo.
Fue al verte que comprendí
Que eras todo lo que nunca había tenido,
Iluminaste a mis pasiones
Despertando un sueño allí dormido.

Amanecer en tu mirada,
Anochecer en tus rincones,
Lucero de mis mañanas,
Estrella de los amores,
Amanecer si tu me amas,
Anochecer si te me alejas,
Soñar junto a tu alma,
Amanecer en tus fronteras.